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Arquitectos: Santiago Berlotti
- Área: 400 m²
- Año: 2024
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Fotografías:Gonzalo Viramonte
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Proveedores: Canteras del Mundo, EGGER

Descripción enviada por el equipo del proyecto. La vivienda se implanta en un sector elevado del lote, aprovechando la topografía suave y las visuales profundas hacia el paisaje rural circundante. El volumen principal se dispone de manera estrictamente longitudinal, alineado con los límites predominantes del terreno e integrándose al relieve mediante una plataforma verde que acompaña el movimiento natural del suelo. El proyecto se organiza a partir de dos operaciones formales simultáneas: un cuerpo monolítico de muros continuos en tonos terrosos que conforma un frente ciego hacia el acceso vehicular y otro completamente permeable hacia el paisaje; y un pabellón de apoyo, de lenguaje más liviano y contemporáneo, caracterizado por carpinterías negras, planos vítreos y parasoles horizontales.

En cuanto a su organización funcional y espacial, la vida social se concentra en un núcleo integrado de living, comedor y cocina, concebido como un espacio continuo y flexible que se articula con una galería longitudinal paralela, cuya orientación y apertura permiten prolongar las actividades hacia el exterior. El sector privado se ubica en el ala derecha del volumen, donde los dormitorios se aíslan mediante un pasillo lineal y la masa térmica de los muros, administrando sus aperturas con vanos controlados que brindan privacidad y estabilidad climática. Un volumen complementario aparece levemente separado del cuerpo principal, con un lenguaje contemporáneo en el que la estructura metálica y los parasoles tamizan la luz.


El paisajismo refuerza el vínculo con el entorno a través de un jardín de especies nativas —gramíneas, herbáceas y arbustos autóctonos— dispuesto de manera suelta y con intención naturalista. No funciona como decoración, sino como una extensión del monte serrano, acompañando la topografía y suavizando los límites del volumen. La pileta lineal, ubicada en relación directa con la galería, actúa como un plano horizontal espejado que prolonga la geometría recta de la vivienda y dialoga con la vegetación circundante.


La materialidad y expresión tectónica se definen por una paleta coherente con el clima y la geografía: muros de enlucido cementicio pigmentado con textura artesanal y acabado mineral que otorgan unidad cromática; estructura de madera maciza en la galería principal, conformada por columnas irregulares y cielorrasos listonados que funcionan como un continuo; y carpinterías de vidrio y metal negro en el volumen complementario, donde la transparencia se regula mediante parasoles y lamas. Esta elección de materiales en tonos tierra y texturas naturales refuerza la imagen de una arquitectura arraigada y estrechamente vinculada al sitio.

Desde una síntesis conceptual, la vivienda se entiende como un corte lineal en el paisaje: austero hacia el acceso y permeable hacia las visuales; masivo en su frente ciego y liviano en sus galerías. Su composición surge de tensiones entre materia y vacío, peso y transparencia, protección y apertura. La casa se concibe como una pieza territorial más que como un objeto arquitectónico, una presencia que acompaña el paisaje en lugar de imponerse sobre él, leyéndolo y amplificándolo. Su carácter nace de esta operación: una arquitectura que se diluye en los colores de la tierra, en la textura del clima y en la temporalidad del sitio.

El tono y el carácter material se expresan en un volumen principal monolítico y pigmentado, cuyos matices terrosos replican los colores del entorno rural. Esta materialidad obedece más a razones ecosistémicas que estéticas: los muros absorben la luz del amanecer tornándose rosados, adquieren ocres profundos al atardecer y se perciben mates y silenciosos en días nublados. El frente de acceso es casi ciego, contenido e introspectivo, mientras que el frente hacia el paisaje es abierto, extendido y profundo. Esta alternancia de llenos y vacíos permite administrar la exposición según el clima, el viento, el sol y la privacidad, configurando un cuerpo que no se enfrenta al entorno, sino que dialoga con él.




















